Ofelia
Una experiencia poética de teatro de objetos sobre el cuerpo, la identidad y la memoria femenia como materia narrativa.

Cada creación es un misterio, nunca se sabe en qué recodo del camino aparecerá una pista, una indicación para prestar atención a un material escrito en la niebla que pide convertirse en una historia que llevar a la escena.
Hay imágenes que nos persiguen durante años, están tatuadas en nuestra memoria y cada cierto tiempo brotan de nuevo en nuestro cerebro. Una de las imágenes más perturbadoras de mi infancia es la de una mujer joven vestida de novia en el ataúd, expuesta en el tanatorio recreado en su casa, visitada por el vecindario. Mi madre me llevó a la salida del colegio, no se muy bien exactamente porque, no era una conocida pero, en aquellos años, en los pueblos, se hacían estas visitas como una muestra de respeto. A mí me parecía que estaba dormida, como si estuviera esperando el momento de despertarse.
Otra imagen que me vuelve a la memoria, de vez en cuando, es la de mi abuela en su cama, en coma, agotando sus últimos suspiros, a este recuerdo asocio también que no fui capaz de darle un beso, solo pude acercarme a escuchar su respiración, como niño no entendía bien qué pasaba.
Y por último, más reciente, la de mi madre muerta. No pude verla en el hospital y me dejaron entrar en la parte de atrás del tanatorio antes de ser expuesta a la familia, me acerqué tembloroso y cuando estaba a su lado, la vi muy hermosa, casi ni la reconocía, parecía una virgen mexicana o al menos así lo recuerdo. Esta vez sí pude darle un beso de despedida.
Estas imágenes se han fundido con la de “Ofelia muerta” de John Everett Millais
Y con esta otra del artista japonés Tetsuya Ishida cuyo título es “Búsqueda”
La suma de todo este material, en unos casos del archivo de mi memoria personal junto a imágenes que me conectaban con esos recuerdos ha sido el principio para imaginar un universo poético que pudiera transformarse en una pieza de teatro de objetos…



Ofelia: Memoria Mujer-Tierra
Discurso del objeto

Un maniquí abandonado y una mochila vieja me hicieron pensar en todas esas mujeres que aparecen muertas en el arcén de una carretera, en medio de un bosque o en el fondo de un pozo…víctimas de una violencia ejercida sobre ellas desde siempre, a partir de esa idea de la mujer como un objeto. Y pensé que si todos tuviéramos la ocasión de recopilar en una mochila todo lo más importante que hubiera existido en nuestra vida, como un archivo de memoria vivida y nos acompañara en el último viaje, tal vez entenderían y entenderíamos mejor como fue nuestra existencia y nuestro final. Y pensé que el contenido de esa mochila podría ser un montón de miniaturas encontradas al azar, esas pequeñas cosas que ya no nos sirven y que abandonamos en el fondo de un cajón y que, diseminados por el cuerpo del maniquí, se podría convertir en el paisaje de nuestra identidad y experiencia vital.

Así empezó la aventura de “Ofelia”, bueno, primero me vino a la mente aquella frase de “Polvo eres y en polvo te convertirás” que tantas veces también oí de niño…Y pensé en un cuerpo que se funde con la tierra para convertirse en abono para el futuro o que emerge de la misma como la vida que empieza por eso, esta pieza se llamó primero…”Bodyland”.
Dramaturgia del silencio
Como en otras piezas de teatro de objetos de Nido Dadá, el silencio es el texto que narra lo que se escribe en el imaginario del espectador. Desde la escena íntima, los objetos, manipulados con delicadeza, van construyendo paisajes y poéticas que no condicionan una trama concreta si no que invitan a los “visitantes” a decidir el sentido y definición dramatúrgica de la experiencia vivida.
Así, en “Ofelia” se realiza un ritual quirúrgico en el que un cuerpo inerte será la llave para que transitemos por diferentes momentos e imágenes que nos irán desvelando quién fue y que existencia tuvo. Con suma delicadeza y cuidado, se irá transitando por los distintos paisajes desde el vacío hasta el paisaje definitivo, el ADN de su vida.
Ofelia de ayer, de hoy…de siempre, sumergiéndose en un lago o surgiendo de la tierra como el mapa de una existencia.
Ofelia como denuncia de un viaje truncado por otras manos y que, ahora, las del personaje que la reinventa, le devuelve la identidad.
Ofelia que grita en silencio…





